jueves, 7 de febrero de 2008

Baucha

Ayer, justo antes de terminar mi turno el el mesón de informaciones del glorioso aeropuerto de Pudahuel, se acercó una mujer preguntando por un vuelo. La vi y me quedé muda. Era la mujer de Bautista Von Schouwen. Yo la había visto (con Mary Peace, que desde los doce años estaba secretamente enamorada de este miembro del MIR) en el documental de la Carmen Castillo (si puedo decir que vi algo entre tanta lágrima) y me había impresionado tanto. Ella se quedó. A pesar que habían matado a Bautista y a muchos otros compañeros y que los demás habían apretado cueva, ella decidió quedarse y ahí estaba en el aeropuerto, vivita y coleando, tomando un vuelo Air France con conexión Alitalia. Como cara de raja que soy y sentimental la fui a saludar y terminamos las dos abrazadas llorando sin habernos conocido nunca jamás. Después de nuevo me fui al cine Alameda a ver otro documental sobre los fotógrafos en la dictadura (la otra no la de ahora) y seguí llorando a mares por la pena que me doy de mi misma (principalmente) por haber nacido en esta época de mierda y por los demás (secundariamente)por ser mis contemporáneos. En fin, la reflexión me duró sólo esa tarde que estaba por llegarme la regla. Ahora nada me conmueve, hasta el nuevo rechazo de A. me da risa (parece que ya me acostumbré a que me mande a Hawaii). Ahora ando sin ninguna conciencia social pensando única y exclusivamente cochinadas, porque como dice una tal Violetta las mujeres que se acuestan con cerdos terminan por convertirse en cerdas, y de eso mucho tiempo.

2 comentarios:

Taco dijo...

Calle Santa Fe, no me ha gustado, una obra maestra de la anacrónica repesca de una esperanza estéticamente obsoleta. Y no se compadezca tanto de la época, es cosa de moverse un poco, y otro poco y otro poco. Ahora claro, si viene con la resaca porteña, donde abundan los quejones izquierdosos de la garrafa y ese discurso con olor a meado de gato que se queda sólo en eso, es normal que piense así. Y bueno, nadie me ha invitado a este blog, me he invitado solo, jajaja. Saludos.

CC dijo...

Al parecer nunca dejare de ser una izquierdosa quejona, pero bien izquierdosa, aunque no se note. Y nada de garrafas señor del consejo de la cultura aun me alcanza para vodkas y tonicas bajas en calorias. Tampoco es necesario invitacion. Sea bienvenido.